- Cuando comenzó el confinamiento, los gobernantes se presentaban frente a cámara, de a dos o de a tres, sin bozal (perdón, barbijo, mascarilla), Luego alguien les habrá tirado de la oreja y comenzaron a usarlo.
- Insisto con esto (en publicación anterior): a ningún gobernante le tembló el pulso a la hora de dar carta blanca para que una multitud se amontonara a despedir a su ídolo. No pareció tan peligroso.
- Miles de personas relacionadas con comercios, pequeñas empresas y pequeños emprendimientos independientes tuvieron que contener la respiración durante semanas y semanas porque alguien "nos estaba cuidando". Mientras tanto, no faltaron programas de televisión con sus conductores en vivo. No pareció tan peligroso.
- Primero dijeron que vacunarían a “personas de riesgo” (otro de los estigmas del momento). Equivalente: mayores de 60 o de 65 años, además de otras. Luego salió la información de que esa vacuna (la rusa) no era apta para mayores de 60.
¿Qué tal una pizca de coherencia y honestidad? En esto, oficialismo y oposición, dos caras de una misma moneda. Y la prensa acompañando con su complicidad. Paradójicamente, en el llano continúa jugándose el juego de las simpatías y aversiones político-partidistas donde se compite por defender a unos o a otros. Mientras el juego persista, no podremos parecernos a una sociedad de bienestar, porque mientras esto ocurre, esos unos y esos otros hacen lo que se les canta. Si el juego termina, seremos un poco más libres.
Y al mismo tiempo …..
..... está esa otra realidad , la que de verdad nos puede hacer libres. Esa verdad, tangible en otro plano, a la que muchos en el mundo apostamos, sin que esto signifique que no nos estemos debatiendo interiormente, día tras día, acerca de cómo llevar adelante este devenir de la historia, absteniéndonos de falsos gurúes y de discursos oficiales.