martes, 22 de diciembre de 2020

Un minuto de silencio y después . . .


Un minuto de silencio: 

  • Por quienes murieron este año en la soledad de un hospital, por covid o por cualquier otra cosa. Quiero imaginar que alguien - una enfermera, un médico tal vez-  les ofreció una mirada compasiva. Seguramente así fue y va un minuto de silencio para todos ellos que habrán sentido la impotencia del momento.
  • Por quienes se quedaron con la congoja de no poder acompañar a un ser querido en sus últimas horas y por quienes ni siquiera pudieron ver el cuerpo de este familiar, incluso no habiendo sido el covid la causa de su fallecimiento (tengo nombre y apellido). Y aun si la causa hubiese sido esa, ¿cuál era el riesgo? ¿Que el muerto estornudara? Nunca podré justificar estas acciones.
  • Por quienes murieron debido a la desatención médica (tengo nombre y apellido) por no presentar los únicos síntomas "que tenían permiso". Nunca podré justificarlo.
  • Por quienes padecieron el pánico de no saber qué hacer ante algún malestar que no respondiera a los síntomas atendibles o por tener que suspender las citas médicas.
  • Por las personas mayores residentes en geriátricos, que de un día para el otro se encontraron privadas de una visita. No puedo justificarlo.
  • Por quienes padecieron la soledad más que nunca.
  • Por quienes perdieron su trabajo, su negocio, su emprendimiento.
  • Por todas las personas anónimas que no dudaron en asistir a quienes lo necesitaban.
  • Por quienes se pasaron meses y meses solamente esperando que la pesadilla terminara y también por quienes supieron usar la "coyuntura" para encontrarse con su interioridad mientras lidiaban con el afuera.
  • Por todas las personas que hicieron lo posible para que el terror no se convirtiera en el gobernante de lo cotidiano.
  • y la lista continúa ......


¿Por qué no puedo justificar lo que para mí fueron salvajadas en este larguísimo tiempo de confusión? Porque, por ejemplo, mientras eso ocurría, el fútbol fue habilitado (¿para entretener a las masas?), lo cual claramente significa reunión de personas (los jugadores). Mientras estos actos de desamor ocurrían, el ídolo murió y se dio carta blanca para que una multitud se amontonara a despedirlo. Y no tengo nada en contra del ídolo ni de esa multitud.

Yo misma fui protagonista de un hecho médico que me podría haber mandado "al otro barrio" (como dicen en España) y si todavía estoy acá no será para quedarme callada, le guste a quien le guste.

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        Un minuto de silencio 


                           y después...


                                     un minuto eterno de luz




                                                            Claudia M. Monasterio

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