martes, 27 de octubre de 2020
Algunos datos que me hacen pensar
En 2010, la OMS definió pandemia como “la propagación mundial de una nueva enfermedad”, eliminando la categoría de “alta mortalidad”. “Las directrices se han revisado tras detectarse que en 2009 con la crisis de la gripe H1N1, conocida como la gripe A, se declaró una pandemia en base a unas estimaciones que nunca se dieron”. (El Periódico, España, junio 2013)
Las predicciones anunciaban, al principio de la propagación de esta enfermedad, muchos millones de muertes en el mundo. Alguien dijo 40 millones; por el momento no encuentro las cifras pero sí recuerdo que eran muchos. Hasta el momento, el número es de 1,1 millones. En Argentina, aproximadamente 32.000 personas mueren por año debido a neumonía e influenza (gripe). Al 27 de octubre de este año –hoy- la cifra de fallecimientos por SARS-CoV-2 es 29.300, según las cifras oficiales. El biólogo Alberto Kornblihtt (miembro del Directorio del Conicet desde mayo de 2019) predijo 364 mil fallecidos para Navidad. (Me pregunto si pensará mandarnos aviones fumigadores para exterminarnos y alcanzar el número de su brillante cálcuo)..
Vacunación: En el gobierno de Cristina Fernández el número de vacunas del calendario nacional llegó a 16 ** (en 2003 eran 8); una de ellas es la vacuna contra el virus del papiloma humano(VPH) para niñas de 11 años. Más adelante, Mauricio Macri, durante su presidencia, ratifica la obligatoriedad –y gratuidad - y la extiende a los adultos (Ley 27.491) **. En estos días, el Parlamento argentino “blindó de responsabilidad criminal”-tomo las palabras de alguien- a las farmacéuticas por posibles efectos de la vacuna que se pretende imponernos. El proyecto de ley, aprobado por Diputados, habla de vacunas “destinadas a generar inmunidad adquirida”. Claro, después de meses de encierro la inmunidad natural ha tenido dificultades para desarrollarse.... en algunos casos. Además, este proyecto de ley establece confidencialidad de la composición de la vacuna. ¿Para impedir la creación de genéricos? ¿Para que no nos enteremos de lo que han preparado para nuestros organismos?
El doctor en Bioquímica Hugo Luján *** , cordobés, trabaja en el desarrollo de una vacuna oral (mucho menos agresiva que la que pretenden inocularnos, dicen unos cuantos profesionales que realmente parecen saber del tema), pero no se le ha dado lugar alguno en el ámbito oficial, aunque es un experto investigador del Conicet y trabaja desde hace años en el tema.
Por mi parte, no tengo dudas de que para la mayor parte de los mortales este tema del nuevo virus fue una sorpresa. No creo lo mismo acerca de la primera línea de las clases políticas de todos los países del mundo.
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** Según un analista, en ambos casos las decisiones estuvieron vinculadas a algún interés y sugiere cuáles.
*** Según escuché, se le retiraron fondos para su trabajo y ha recibido alguna amenaza. Aún no he investigado sobre el tema.
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Mientras tanto, me parece a mí, los hechos nos imponen otra cosa: preguntarnos cómo queremos seguir viviendo; preguntarnos de qué manera hemos contribuido a la alimentación de esta realidad que hoy nos sacude y que, desde mi punto de vista, lleva mucho tiempo pegando alaridos para despertarnos; y cuál será nuestra contribución para que las cosas sean diferentes. Cuando digo "las cosas" – término tan simplificador- quiero decir LA VIDA.
Siempre nos queda la LIBERTAD DE ELEGIR. Elegir de nuevo. Y no hablo de política cuando digo esto. Lejos me siento de encontrar allí el Norte de nada. La responsabilidad es mucho mayor y ninguna persona adulta escapa de ella. Luego, la política será quizás un día otra "cosa".
lunes, 12 de octubre de 2020
MARCA REGISTRADA
Marca registrada ... esas palabras que de tanto repetirlas van creando realidad y van siendo incorporadas en el inconsciente colectivo como una verdad absoluta.
Cuando todo nos pedía a gritos ir en busca de algo que nos acercara los unos a los otros, se nos impuso alejarnos, desconfiar de cualquiera que te pase cerca y hasta de uno mismo. Lo patentaron como distanciamiento social. Cuando todo nos suplicaba salirnos de la vieja estructura, se nos impusieron unas reglas que nos dejaron perplejos: protocolos. Cuando un inmenso racimo de brotes humanos se expande anunciando un mensaje de libertad interior (algo bastante difícil de alcanzar) se nos impone el tapabocas. Y no es casual que esto ocurra en este tiempo, en que una parte de la humanidad, en silencio o agitando palmas, manifiesta su clara disconformidad con una manera de vivir que de la vida nos recuerda poco. Un tiempo en que la conciencia individual se viene abriendo paso, con gran velocidad, hacia un pensar diferente.
Oportunidad impecable ésta para incrementar esa conciencia y desde allí tomar nuevas decisiones. Oportunidad para comprobar que podemos ejercer nuestra libertad interior aun cuando el fantasma del miedo se dispersa por todas partes. Libertad interior: ejercicio profundo, intenso, de extremada atención.
Que no se nos olvide el abrazo, ni la voz propia. Que no se nos olvide la confianza, ni la risa, ni el canto. Que no se nos distraiga. Pensar más allá de lo coyuntural, cuestionar las propias ideas así como cuestionamos las de otros. Y ser honestos para admitir que acá no se trata de un partido político; se trata de un sistema que necesitamos transformar porque no podemos más con esto, y ese sistema lo hacemos uno más una, más vos, más yo, más todos..
De la incoherencia a la cohesión: el año del lavarropas
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