lunes, 4 de mayo de 2020

Mi corazón en exilio



Un día, tuve uno de esos momentos .... esos momentos de escucha íntima. Y fue allí, en ese preciso momento, cuando mi corazón habló con incuestionable honestidad. Desde entonces, pide compasión para sí mismo. Me pide retornar a su hogar, ese del que se marchó un día sin darse cuenta, razón por la cual se ha sentido en el exilio durante tanto vivir, sin saber que de eso se trataba. Hasta ahora no podía definirlo; intentaba delinearlo, sin éxito. Mi corazón descubre y reconoce que ha estado manteniéndose en un disimulado y prolongado aislamiento del que está decidido a salir con un rostro diferente. Sabe que no se lo convocará a un plebiscito. Es sí o sí. Viejas historias anidadas en corazones heridos. Historias de ancestros, historias propias. 

Luo Li Rong esculpe el viento - Facebook Galerías de Arte Barcelona)

Fue un largo desvío, consecuencia seguramente de alguna decisión. Muy largo el desvío y no se puede decir que alguien le cambió las señales para confundirlo. No, no puede descansar en eso, porque lo supo cuando debió saberlo, aunque no comprendió el alcance de su elección; por eso, los tules en hebras de telaraña nublando el horizonte. Después,  años de buscar refugios, aquí y allá; aquí o allá. Años de merodear, siglos viviendo un poco, naufragando un mucho.

 Pide el retorno y se pregunta cómo hacerlo sin que eso se parezca en absoluto a mendigar. Pide que los astros agreguen a su boleto la letras que le falta: la V (Ida y Vuelta).  No recuerda el camino, pues, como dije, el desvío fue muy largo. Entonces, encuentra que la única manera de hallar la solución es hacerse niño y rogar, incluso con una rabieta -le está permitido tenerla-, por el juguete adorado que se le extravió un día. Quiere dejar de pelear; el combate le resulta excesivo, aun para su fuego ariano.


Entonces, algo entiende. Comprende, y sabe que en esto no se engaña, que el momento actual es su inamovible oportunidad para reconciliarse. ¿Reconciliarse con qué?, se pregunta. Con la propia  historia, se contesta. La historia de uno, la historia de muchos. Sabe que es ahora o ahora; prohibido alejarse. El virus de la modorra podría ser letal. No hay excusas ni alternativas. "Someone out there is calling my name..." dice una canción. Se detiene, la escucha, presta atención para reconocer de dónde viene y seguir su huella. Retomarla.

Me pregunto cómo saldrá el corazón de cada uno de esta cuarentena, cincuentena...impuesta. Cómo saldrá ese corazón tal vez desde tiempos remotos exiliado de sí mismo. De cómo salga, seguramente dependerá el latido del corazón colectivo.



                   Ábrete corazon, icaro chamánico de Rosa Giove, en la voz de Claudia Stern.




                                                      Claudia M. Monasterio



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